Recibe el nombre de bosque mesófilo de montaña, o bosque de niebla, un tipo especial de asociación vegetal que se produce en algunas zonas del país a altitudes intermedias en las zonas montañosas. Se caracteriza por una elevada humedad ambiental y frecuentes neblinas.
Típicamente, es un ecosistema que marca la transición entre la vegetación de zonas tropicales y la de zonas templadas, por lo que contiene una amalgama de especies de ambos tipos.
Se ubica en las zonas montañosas, principalmente las laderas expuestas del lado de barlovento, tanto en la Sierra Madre Oriental como en la Occidental y pequeñas zonas del eje Neovolcánico. Por influencia de la orografía, la humedad del viento proveniente de la costa choca contra las montañas y se condensa, formando condiciones de neblina permanentes a lo largo del año. En zonas más secas, su presencia se limita a las cañadas, donde hay condiciones de luz y humedad idóneas para su establecimiento.
Por lo general, las especies arbóreas en estos bosques son de afinidad templada. Abundan individuos de Quercus, Liquidambar, Fagus y Podocarpus. Los estratos arbustivos y herbáceo son dominados por especies netamente tropicales. Son particularmente abundantes las plantas trepadoras y epífitas, especialmente las orquídeas. Y en muchas regiones son típicos los helechos arborescentes.
Son importantes sitios de recarga de mantos acuíferos. Gran parte de la agricultura de las tierras bajas subsiste gracias al agua proveniente de las lluvias en la sierra donde crece este tipo de bosque.
Son, además, importantes centros de biodiversidad, porque a pesar de que sólo cubren el 1% del territorio nacional, contienen hasta 3 mil especies vegetales exclusivas, un 10% de la flora nacional. Lo mismo ocurre con la fauna, en la que se observa un alto grado de biodiversidad y de endemismos, es decir, especies que sólo ocurren en una zona específica y en ninguna otra.
En México, este bosque se distribuye de manera discontinua tanto del lado del Pacífico como del Golfo. Desde Chiapas y Oaxaca (donde se presenta la mayor biodiversidad y grado de amenaza), pasa por Puebla, Veracruz, Hidalgo, parte de la Sierra Gorda Queretana y se interna en la Huasteca potosina, alcanzando su punto de distribución más norteña en el continente americano en Tamaulipas y Nuevo León. En la vertiente del Pacífico, se le puede encontrar desde Guerrero hasta Nayarit, Durango y Sinaloa.
Debido a su ubicación en zonas de difícil acceso, con pendientes muy pronunciadas, los bosques mesófilos son susceptibles a muchas amenazas originadas por el hombre. Desde el sobrepastoreo, además de la caza y tala furtivas, hasta los incendios forestales o el desmonte para nuevas tierras de cultivo. Esto ha hecho que este ecosistema sea de importancia crítica en la agenda de conservación.