domingo, 27 de marzo de 2011

Los Ocotones

Los Ocotones es un predio de aproximadamente 1000 hectáreas de extensión que se ubica en el municipio de Cintalapa, a dos horas de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas. Y a donde me tocó ir la semana pasada para una visita.
Para poder llegar al sitio fue necesario viajar de Monterrey a Tuxtla, en un viaje de más o menos dos horas. Desde allá arriba, la vista era poco menos que espectacular.

Una breve estancia en Tuxtla, en lo que se preparaba la salida a campo con estudiantes universitarios de allá.
Salimos temprano en la mañana, con un clima agradable. Antes de que empezara el calor que ya se deja sentir en esta parte del país. El paisaje, hermoso. Como muchas cosas en Chiapas.
Parada obligatoria en Cintalapa. Y un ligero refrigerio. ¡A rezar para que no hubiera indigestión carretera!
Para llegar al predio es necesario tomar un camino de terracería, lleno de curvas y baches y en continuo ascenso hasta las partes altas de la sierra. El cambio de vegetación (y de clima) es notable conforme se va ascendiendo. Mientras en el valle uno se cocina a más de 34º C, en la sierra el aire es fresco y cargado de humedad.

La vegetación presente en el predio es bosque de pino y encino. Hay tres especies de pino: Pinus chiapensis, Pinus oocarpa y Pinus maximinoi, de los cuales los dos últimos son los aprovechados para madera, dado que la primer especie se encuentra enlistada en la NOM-059 de SEMARNAT, en categoría de especie amenazada. Las especies de encinos presentes son aprovechadas para elaborar carbón vegetal. Los Ocotones es una empresa maderera cuyo propietario está consciente de la necesidad de hacer un aprovechamiento sustentable del recurso forestal. Es por ello que su empresa realiza una corta selectiva de los árboles, a la par de que implementa la reforestación con plántulas producidas por ellos mismos.

A la par del aprovechamiento maderero, en Los Ocotones se hacen acciones para la educación ambiental, tanto de sus trabajadores como de los visitantes. Los inventarios de flora que se han llevado a cabo en el sitio han arrojado una gran diversidad de especies, especialmente de plantas consideradas vulnerables como las orquídeas, las cícadas y palmas. Y en los inventarios de fauna se han hallado evidencias de la presencia de especies carismáticas como el puma, el jaguar y el tapir. Esto es comprensible, dado que el predio colinda con el corredor biológico Chimalapas-Ocote-Uxpanapa, una zona selvática compartida entre Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
El predio cuenta además con buenas instalaciones para recibir visitantes, además de poseer un jardín botánico, un criadero de venado cola blanca, un vivero de orquídeas, otro de palmas y cícadas, así como instalaciones para lombricultura, carboneras y un vivero forestal.

La verdad, el sitio me gustó. Tiene una belleza escénica muy grande, la cual puede ser aprovechada con fines ecoturísticos. En tanto se siga haciendo el aprovechamiento racional de la madera y no se aumente la presión sobre los recursos de este lugar, será posible disfrutar por mucho tiempo más de los beneficios que provee.

jueves, 10 de marzo de 2011

Rosie´s lullaby

Hoy no tengo mucho qué decir. Ni inspiración para inventar algo. Que sea Norah la que hable. O más bien, la que cante.

Alineación al centro

martes, 8 de marzo de 2011

Es difícil...

Es fácil decir "tal o cual cosa están mal", sobre todo cuando lo vemos desde fuera. Sin saber qué piensan las partes involucradas. Digo esto porque ayer, leyendo una nota de La Jornada que una buena amiga puso en su muro de FB, resulta que hay empresarios quejándose de que las normas ambientales en el país no les permiten construir proyectos turísticos en zonas costeras del Caribe y el Pacífico mexicanos. Sobre todo, tomando en cuenta que esas zonas están (o estaban) ocupadas en un inicio por vastas extensiones de manglar, el cual es un ecosistema de lo màs importante para regular el flujo de nutrientes en los ambientes costeros, ayudan a mitigar el daño provocado por huracanes, son un sitio importante para la reproducción de cientos de especies animales.
Pues bien, resulta que estos empresarios, a través de ciertos legisladores "títeres", andan proclamando que la protección a tan importantes ecosistemas es una señal de retroceso, que se detiene la generación de empleos que tanto necesitan los lugareños y que de esa forma México nunca llegará a ser la potencia turística que tanto promete el presidente Calderón. Pero resulta que las especies de mangle que componen esos ecosistemas (mangle rojo, mangle negro y mangle botoncillo) están en categoría de riesgo de extinción de acuerdo a la SEMARNAT y su Norma Oficial 059. Lo que quieren estos señores empresarios (muchos de ellos españoles) es que el Congreso invalide dicha norma, bajo los argumentos antes mencionados, para que se le dé libre cauce a sus megaproyectos de inversión: hoteles de lujo, residencias, condominios, campos de golf, marinas, spas...sitios que, en efecto, generarían fuentes de empleo para la población. Paradójicamente, vedándoles al mismo tiempo el acceso a los sitios que por derecho les corresponden.
No sé qué tengan en la mente estos señores empresarios. Probablemente billetes embarrados de mierda. Dicen que, si bien destruyen los manglares para construir lo que les viene en gana, se darían a la tarea de sembrar "en compensación" en otros sitios. ¡Háganme el favrón cabor! Lo que estos señores ignoran es la cantidad de años que lleva a un ecosistema de este tipo desarrollarse y lograr las condiciones que tenía en un principio. Un conjunto de plántulas sembradas de forma muy mal planificada, probablemente dejadas al garete y en sitios que no son idóneos, nunca podrían considerarse una "compensación" por el daño ambiental ocasionado.
Por desgracia, vivimos en un país donde la ley está del lado de quien más dinero tiene. La corrupción se filtra a todos los niveles, desde la silla del gobernador hasta los operadores de los bulldozers que derriban los árboles. Son numerosas las denuncias por destrucción de manglares, sin embargo, son pocas a las que se les da seguimiento. Y aquí es donde digo que también hay que preguntar qué piensan los lugareños sobre las modificaciones al entorno en que viven. Es cierto que casi todos viven en pobreza extrema. Y si se les preguntara si prefieren comer o conservar los manglares, muy probablemente se irían sobre la primera opción. La cosa aquí es que se den cuenta del valor del sistema natural que poseen. Justamente, una de las alternativas es el ecoturismo. Si bien no es una panacea que les solucionará todos los problemas, si es bien planificado puede lograr cambios significativos en el entorno social y económico de las poblaciones cercanas.
La autoridad federal tiene ante sí un enorme reto: soportar las presiones de los intereses económicos y hacer valer de manera enérgica sus leyes ambientales. Como sociedad, estamos obligados a no permanecer indiferentes ante esta y otras problemáticas. A dejar la inercia. A cambiar de manera de pensar, creyendo que el progreso tiene que ser antagónico a la conservación de los recursos. Es difícil, claro. Pero se vuelve un desafío aceptable si pensamos que, de seguir así, tal vez en el futuro no podamos comer ni respirar dinero.