Como decía en un post anterior, la Sierra Madre está llena de paisajes espectaculares y muchas veces poco conocidos. Tal es el caso de los cañones de Jaures, Rancho Viejo y Arroyo Seco, entre los municipios de Linares e Iturbide, en Nuevo León. Esta es una vista del cañón de Jaures, mismo que es de fácil acceso al ubicarse en la carretera estatal que lleva de Linares a Dr. Arroyo.
Este otro es el cañón de Rancho Viejo, a escasos 10 minutos del anterior.
Y ésta es la vista del cañón de Arroyo Seco, que bien hace honor a su nombre ya que el caudal que lo formó lleva agua sólo en época de lluvias.
La vegetación en todos los casos es similar, al encontrarse en un ambiente templado semi-seco. La vegetación de matorral de zonas semiáridas se mezcla con abundantes encinos y vegetación típica de las orillas de los ríos, como los álamos y los sabinos.
En algunas partes es posible observar incluso el proceso de orogénesis, al ser visibles los plegamientos en las capas de roca, lo que dio origen a las montañas de esta región.
Estos cañones resguardan además muchas especies de cactáceas y agaves que hallan abrigo en las paredes rocosas casi verticales, relativamente fuera del alcance de la mano predadora del hombre.
Las partes altas de los cañones, por estar más expuestas a la radiación solar y a la rápida desecación, casi están desprovistas de vegetación. Sólo las plantas más resistentes pueden afianzarse a estas rocas y permanecer.
Los paisajes, no obstante, son impresionantes y hacen pensar en la cantidad de especies que pueden existir aquí sin ser perturbadas.
Para poder accesar a varios puntos, es necesario a veces escalar. Las rocas aquí apenas tienen salientes de las cuales afianzarse, pero la recompensa de lograrlo es grande.
El agua, escasa e intermitente, se concentra en épocas de sequía en las pocas pozas y aguadas que se encuentran a lo largo del lecho de los ríos. Estos pequeños depósitos son vitales para la supervivencia de la fauna silvestre y el ganado que deambula libre por la zona.
Sin duda, son parajes de gran belleza escénica y un gran valor biológico, por lo que su conservación y promoción turística sería de gran beneficio para las localidades aledañas.
