jueves, 22 de julio de 2010

Vermeer para creer

Cuando estaba en secundaria acostumbraba comprar una revista que se llamaba Geomundo. En alguna ocasión, José Luis Cuevas publicó un pequeño artículo sobre la vida y obra de Johannes Vermeer, pintor holandés de quien no había oído hablar antes. Y debo decir que desde entonces quedé impresionado con su trabajo. Si bien éste no fue muy abundante a lo largo de su vida, le ha hecho ganar el reconocimiento como uno de los grandes maestros de la pintura de todos los tiempos. Sus pinturas costumbristas, de personajes captados en la cotidianeidad, bien podrían pasar desapercibidas. Sin embargo, resaltan por el magistral manejo y uso de la luz en cada una de ellas. Con una técnica que bien podría clasificarse de fotográfica.
Pintor poco prolífico, durante su vida poco vio del éxito o la fama que muchos pintores suelen tener. Como en muchos casos, pasó necesidades. Y a su muerte, fue olvidado. Sólo hasta el siglo XIX, con las reseñas periodísticas del francés William Thoré-Bürger, sus pinturas captaron de nuevo la atención de propios y extraños.
Sin ser paisajista, sin embargo, su obra Vista de Delft es uno de sus cuadros más conocidos. A diferencia de sus contemporáneos, que pintaban en grandes lienzos, las dimensiones de sus cuadros eran reducidas. Es de notarse que en su gama de colores no usaba el negro, sino tonos muy oscuros de otros colores como el marrón, el azul o el verde.
En lo personal, sus pinturas me transmiten serenidad. Es como estar viendo un reportaje periodístico del siglo XV. Sus personajes, captados justo en el momento de realizar una acción en particular. Poses no forzadas, naturales. Y la luz, siempre la luz. Incidiendo desde uno de los ángulos del cuadro. Resaltando ciertos caracteres del rostro o del cuerpo del o de la protagonista. Iluminando la habitación y dejando ver muebles, enseres y demás utensilios propios de la época. La encajera recoge a detalle la minucia y concentración que requería un oficio tal. La tasadora de perlas, una posible alegoría del juicio final en el que una mujer de expresión dulcificada somete a prueba la calidad de las perlas en una balanza. Sus ropajes denotan su avanzado embarazo. El manto sobre su cabeza, sin embargo, le confiere un aspecto casi virginal. Otras tantas obras mostraban mujeres en actitud de leer una carta. La mirada fija, expectante. De quien espera recibir buenas noticias. Los labio entreabiertos, de quien acostumbra leer cartas en voz alta. O tal vez representaba la sorpresa producida por la noticia escrita en papel. La lechera, su representación de una empleada doméstica en el simple acto de verter leche en una jarra en la cocina. Juraría que es posible escuchar el borboteo del líquido al ser derramado en el recipiente. El colorido se hace evidente en Mujer con collar de perlas, en el que el amarillo, el blanco y un listón rojo son los elementos que dotan de vida a la composición en general.



Pero es, sin lugar a dudas, La joven del arete de perla, su obra más conocida. Tal vez por atípica. Generalmente retrataba a sus personajes desde una distancia considerable. Aquí es más intimista. El turbante de influencia turca, la mujer desprovista de cejas. La mirada al expectador. Los labios entreabiertos, sugiriendo una conversación. El brillo de la luz sobre la perla pendiente de su lóbulo izquierdo. Un efecto tridimensional único, producido por la maestría en el manejo del claroscuro. La identidad de la joven, que para muchos es un misterio. Con el estreno de la película del mismo nombre, protagonizada por Scarlett Johanson (en su etapa de cineindependientera), el interés por esta y otras obras del pintor aumentó.
Lo mismo en escenas históricas que en retratos costumbristas de la sociedad de su época, en alegorías o en representaciones de su pueblo natal, Vermeer es un pintor cuya obra ha perdurado (afortunadamente) y se ha vuelto un punto de referencia entre los estudiosos del tema. Y motivo de goce entre quienes gustan de este arte.

viernes, 16 de julio de 2010

La magnitud de las cosas

Las fotos del post anterior son del viernes pasado. Pues bien, éstas son del día de ayer, en la carretera que lleva al poblado de Nuevo Progreso, población fronteriza en el municipio de Río Bravo, a unos 40 minutos de Reynosa.

Lo que parece una enorme laguna no es otra cosa que los terrenos anegados por la creciente del río.La carretera tuvo que ser rota en varios puntos para permitir el paso del agua entre ambas márgenes. El caudal es impresionante en verdad. La Carretera Ribereña, que comunica Reynosa con Nuevo Laredo, también se ha visto afectada en varios puntos por la creciente.
Casas que fueron cubiertas casi hasta el techo. En algunas colonias ribereñas en Reynosa la gente se niega a ser evacuada pese a estas condiciones, por temor a perder sus terrenos (la mayor parte de estas colonias son asentamientos irregulares). En la ciudad, muchas colonias empiezan a tener encharcamientos por el agua que se filtra a través del suelo y que sale de las alcantarillas. No solo colonias populares. La colonia del Prado, donde viven familias ricas, también ha empezado a verse afectada.
Junto con las casas, cientos de hectáreas de terrenos dedicados al cultivo de sorgo y maíz o a la cría de ganado han sido afectados. Quienes han podido, emigran a sitios más altos...o a E.U.
Desgracia para los humanos, para algunas otras especies es algo benéfico. Se deja ver una buena cantidad de aves acuáticas que llegan a alimentarse y anidar en los terrenos inundados. A la población también se le ha advertido del riesgo de tener en sus casas fauna nociva que huye de la creciente, por lo que las precauciones no están de más.
Es mi reporte, Adela. Vamos contigo al estudio =P

miércoles, 14 de julio de 2010

Y el Bravo se desborda aaaaasí....

Con todo el caudal de agua proveniente de Coahuila y Nuevo León, el cauce del río se ha ensanchado y en algunos puntos rebasa los 30 m de amplitud. Muchas comunidades ribereñas fueron evacuadas. En lo concerniente a Reynosa, no pasó a mayores, a excepción de las colonias irregulares asentadas cerca de éste.
La línea amarilla es el borde correspondiente a la avenida que comunica el centro de la ciudad con la carretera a Nuevo Laredo. Normalmente, el borde del río se ubica como a 20 m de la misma. Así que dénse una idea de cuánto creció.
En este punto, hay un bordo como de 5 m de altura que separa la avenida del resto de la ciudad, por lo que no hubo inundaciones en el centro. Sin embargo, la CNA mantuvo maquinaria para bombear en caso de que hubiese filtraciones.
Del otro lado, se vivía una relativa calma.
La amplitud del cauce del río es más evidente debajo del puente internacional que comunica con Hidalgo, Texas. Se temió que varios puentes colapsaran por la fuerza de la corriente. De hecho, en este puente se restringió el cruce durante varias horas, hasta que se consideró relativamente seguro. Cruzarse de mojado en este momento sería, aparte de insensato, sumamente peligroso.
Cuando las cosas se ven en perspectiva, siempre cabe la oportunidad de ver posibilidades de mejora. Las pérdidas fueron cuantiosas, no tanto en la ciudad como en las comunidades rurales.

Empieza un largo camino de reconstrucción.

viernes, 9 de julio de 2010

martes, 6 de julio de 2010

Días de transición

Nuevamente se viven días extraños por acá. Primero, la violencia que no ha cesado, simplemente se ha vuelto más furtiva, siempre reduciéndose a rumores.
Hace poco más de una semana que presenté el examen de admisión para la maestría en la UANL en Linares, N.L. Motivo de emoción, claro está, porque representa un paso más en mi vida y otro proyecto (o desafío) a realizar. Ese fin de semana estuvo, por demás, tranquilo y con muchas cosas en mente. Respecto al futuro, principalmente. Compartiendo la tarde de sábado con amigos.
Al volver a esta ciudad, la noticia del asesinato del candidato priísta a la gubernatura. Conmoción en toda la ciudad. Cierto aire de tristeza y también de expectación, al no saberse el móvil del asesinato. Aunque todos lo atribuyen al narco. Esos días, las calles de la ciudad lucieron casi desiertas. En vísperas del proceso electoral para gobernador y diputados, muchos temieron que se desataran más enfrentamientos en diversos puntos de la ciudad.

Por otra parte, me encuentro desempleado. Ante la ausencia de proyectos para la compañía, y también por un impulso que hasta ahora no sé si haya sido prudente o no, aunque ya no me importa. Por lo pronto, a buscar opciones. Ocuparse, más que preocuparse.
Y por último, un señor de nombre Alex, que irrumpe la semana pasada en esta región y hace destrozos en Monterrey, tan sólo un par de días después de haber estado yo allí. Es impactante aun ver la magnitud del desastre. En Reynosa sólo hubieron lluvias fuertes e inundaciones en algunas colonias, pero nada comparado con lo que pasó en esta ciudad. Aunque ahora hay temor entre la población de los municipios ribereños por la creciente del río Bravo debido al caudal de agua que será desfogado de las presas en Nuevo León.

No es tan sólo de "a ver qué pasa", es de "hay que hacer que pase". Y sobre todo, ayudar.