lunes, 20 de junio de 2011

Las voces de la selva.

En muchas regiones del sur de México es común escuchar en las mañanas y al atardecer el estruendo producido por los monos aulladores, un rugido poderoso que puede escucharse a varios kilómetros de distancia. Quienes visitan por primera vez las zonas selváticas del sur, suelen llevarse una impresión muy fuerte, al pensar que se trata de alguna fiera cercana, sin darse cuenta que el sonido proviene más bien de las copas de los árboles.

Son dos especies de monos aulladores los que existen en México: el mono aullador de manto (Alouatta palliata) y el mono aullador negro (Alouatta pigra). El primero posee una coloración café a dorado en el lomo, con el resto del pelaje de color oscuro, en tanto que el segundo es completamente negro. En México, A. palliata se distribuye desde el sur de Veracruz, pasando por el norte de Oaxaca y Chiapas, Tabasco y hasta el sur de Campeche, extendiendo su distribución en América hasta el norte de Colombia, Ecuador y Perú. En el caso de A. pigra, su distribución es más restringida, siendo una especie endémica del área mesoamericana. Su distribución en México abarca desde el sur de Tabasco, parte del norte de Chiapas y en la península de Yucatán, además de Guatemala y Belice. Ambas especies confluyen en territorio tabasqueño, en la localidad de Macuspana.
Mapa de distribución de Alouatta palliata.
Mapa de distribución de Alouatta pigra.

Son monos de gran tamaño y peso. Alouatta pigra está entre las especies más grandes de monos del Nuevo Mundo, con un peso de hasta 11 kg. Alouatta palliata es ligeramente menor, con un peso máximo de 9 kg. En ambas especies existe además una marcada diferencia entre sexos. Los machos tienen una talla corporal considerablemente mayor que las hembras, además de sus característicos rugidos. Un hueso modificado en su garganta, el hioides, funciona como amplificador de las cuerdas vocales y eso magnifica el sonido que producen, pudiéndose escuchar a distancias considerables. Las hembras también producen sonidos, pero más agudos y de menor duración.
Ejemplar de Alouatta palliata.

Ejemplar de Alouatta pigra.

La alimentación de ambas especies es vegetariana. Consiste básicamente en hojas, flores y frutos de diversas especies vegetales, con lo que cubren así sus requerimientos de agua y nutrientes, ya que es una característica en común en ambas especies el que en muy raras ocasiones bajen al suelo para beber. Una dieta de hojas es extremadamente pobre en nutrientes, además de que consumen asimismo las toxinas acumuladas en ellas. Es por ello que dedican gran parte de su día al descanso después de alimentarse, para ahorrar energía y llevar a cabo el proceso digestivo. Para poder digerir las grandes cantidades de celulosa ingeridas en las hojas, cuentan con una flora intestinal muy abundante, volviéndolos animales altamente especializados, por lo que su dieta es muy específica. Esto los vuelve particularmente sensibles ante el cambio de composición de especies en su hábitat, producto de las alteraciones producidas por el hombre.
Dotados de una cola prensil, los aulladores son típicamente arborícolas y se sirven de este apéndice para sostenerse mientras tratan de alcanzar retoños o frutos al alimentarse. Pueden realizar saltos considerables entre los árboles, sin embargo, no son tan ágiles como los monos araña, y por lo general sus desplazamientos son más bien lentos y sólo los realizan durante las mañanas y al atardecer, momentos en los cuales los machos realizan sus vocalizaciones con el fin de señalar la posición del grupo a otras tropas vecinas.
Sus grupos sociales (o tropas) están compuestos mayormente por uno o dos machos adultos, además de un número variable de hembras, juveniles y crías. En algunos sitios se han podido observar tropas hasta de 16 o más individuos, dependiendo del grado de afectación del hábitat. Existen además grupos compuestos exclusivamente de machos en edad reproductiva. El apareamiento puede llevarse a cabo en cualquier época del año, dando a luz una sola cría.
En su medio natural, los monos son depredados por jaguares, serpientes y aves rapaces, especialmente los juveniles. En sitios perturbados, la presencia de perros asilvestrados es también un factor de riesgo, dado que en estos lugares los monos se ven obligados a desplazarse por el suelo para ir de un fragmento arbolado a otro, lo que los vuelve vulnerables. Es frecuente también que sean atropellados al intentar cruzar caminos e incluso carreteras asfaltadas. La fragmentación del hábitat es un factor de riesgo para la salud de las poblaciones, ya que muchos grupos se ven confinados a espacios naturales cada vez más reducidos, originando estrés y afecciones en la salud de los individuos, principalmente por la falta de alimento. Por último, ambas especies son comercializadas de manera ilegal como mascotas, especialmente las crías.
Como en muchas otras especies que dependen de la selva para su sobrevivencia, la conservación de grandes espacios con vegetación natural contribuye en gran medida a la permanencia de las poblaciones de estos monos. De igual forma, el asegurar que los diferentes fragmentos donde haya grupos de aulladores se mantengan interconectados para que las tropas se desplacen de un sitio a otro. Sólo así, no se callará para siempre el rugido que tanto caracteriza a la selva del sur de México.

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