Cerca de la casa hay un pequeño parque. Me gusta porque junto a él pasa una acequia de riego, de las que usaban antes para llevar agua a la ciudad. Además, es un buen lugar para ir a correr un rato. O simplemente sentarse en una banquita o un columpio y escuchar el ruido del agua y desentenderse por un momento de las cosas que pasan alrededor.
Pero me gusta sobre todo por los árboles que crecen junto a la acequia. Unos viejos y enormes sabinos. Algunos todavía producen hojas. Otros ya están completamente secos. Sin embargo, aun lucen imponentes. Y la iluminación nocturna les da cierta aura de misterio.
¡¡Excelente semana para todos!!
2 comentarios:
Caprichosas formas…
Están padres. Son como la versión mini del árbol del tule =P
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