Un adulto y un polluelo de pájaro bobo enmascarado (Sula dactylatra) parecen mirar al horizonte, al abrigo de su colonia de anidación en isla Muertos, una de las 5 islas que componen el Arrecife Alacranes, la estructura coralina más grande del golfo de México. Decretado Parque Marino Nacional en 1994, el arrecife se ubica a 130 km de la costa de Yucatán y es hogar de más de 30 especies de coral e infinidad de peces y crustáceos arrecifales, así como un importante sitio de anidación de aves marinas, que incluyen fragatas, pelícanos, charranes, gaviotas, pájaros bobos y chorlitos. Considerado además un riesgo para la navegación, este arrecife figuraba ya en las cartas marítimas del siglo XVI y es posible encontrar muchos barcos hundidos en los alrededores. Es por ello que a principios del siglo XX se instaló un faro en isla Pérez, la mayor de todas, del cual dice la creencia popular que fue donado por la reina Victoria de Inglaterra.
Siempre frágil, el ecosistema de estos arrecifes se encuentra vulnerable ante el proceso del cambio climático y la intrusión de especies exóticas. Por otro lado, el turismo masivo no planificado podría llevar también a un deterioro drástico de las condiciones naturales de las islas. La pesca furtiva y la extracción de antigüedades en los naufragios son otros dos factores que vienen a sumarse a las amenazas sobre este entorno.
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