¿Qué, quién, cómo, cuándo, dónde?
Lila Downs se presentó en Monterrey la noche del sábado pasado. ¿El lugar? Woodstock Plaza, un centro de espectáculos ubicado a 10 minutos de la ciudad, rumbo al pueblo de Santiago.
Dado que no pude ir al concierto de Cerati el 19, habría sido imperdonable dejar pasar este otro evento. Además, me sé más canciones de Lila que de Gustavo, jaja. Así que, en compañía de una amiga, nos lanzamos esa tarde. Desde la central de autobuses tomamos el taxi que nos llevara al sitio, porque no sabíamos cómo llegar (y el taxista menos :S). El caso es que después de preguntar en algunos puntos, logramos llegar. Compramos los boletos en taquilla y nos dispusimos a curiosear entretanto iniciaba el evento.
Señoras y señores, con ustedes, la Deya (sí, con Y), mi roomie y mi BFF en estos rumbos. Arte con desechos Santísima Aparición!!!!
La noche avanzaba y el frío se hacía sentir. La gente ya acomodada en las mesas asignadas. En el público hubo de todo: oficinators, hipsters, guapos, jotitas liosas, señoras bien de toda la vida, hippies de morral y carrujo, niñas fresas que fueron "porque a mi
date le gustan esas cosas", gente de la prensa, turistas extranjeros, gente de Reynosa, de McAllen, de San Antonio...en fin, de todo un poco.
Después de un par de actos de apertura poco memorables, que la verdad sea dicha lo mejor que hicieron fue callarse y bajarse del escenario, el dueño del lugar subió al estrado e hizo una breve presentación de la artista principal. Que, para quienes no saben qué pex con ella, se trata de una artista oaxaqueña del género llamado "world music". Su música es ecléctica, abarcando desde el folcklore mexicano, el blues, el jazz, ritmos caribeños y lo que se le anexe.
Sin más preámbulos, las luces, las primeras notas de la banda de músicos, el humo y la euforia del público dieron paso a que se presentara sobre el escenario la Mujer de la Magia Negra:
Su voz, con la tesitura grave de una contralto, no obstante puede alcanzar registros fuera de ese rango. Cautiva desde el primer momento. La magia negra surte efecto y el público se le entrega en ovaciones.
Como estaba algo lejos del escenario, empecé a escabullirme de manera "muy discreta" entre la gente, jeje. Hasta que pude situarme cerca del escenario. ¿Qué tan cerca? Así de cerca:
Y el concierto siguió. Su presencia sobre el escenario era mágica. Lo mismo danzando...
...que cantando a voz en cuello....
...o uniéndose a sus músicos con su guitarra.
El repertorio: La Martiniana, La línea, sones jarochos, Ojo de culebra, Yo envidio el viento (mi canción favorita)...
...Justicia, Paloma negra
(con la que todo mundo sacó al borrachal que lleva dentro), la muy sabrosa y gastronómica
Cumbia del mole...no hubo canción que el público no coreara, bailara o aplaudiera.
Y la que es tal vez su canción más emblemática:
La llorona...
Para terminar con la balcánica Perro negro y despedirse del público junto con su banda (que por cierto, me gustó el que tocaba el arpa, pero..ejem ejem, seamos objetivos). Al grito de "¡Otra, otra!" Lila volvió al escenario, ahora para cantar un huapango, seguido de El corrido de Tacha la teibolera que puso a bailar hasta al más fresa, jeje.
El evento concluyó sin mayores contratiempos. En lo particular me dejó una muy grata impresión. Sus músicos son sumamente talentosos. La señora tiene una presencia escénica que es directamente proporcional a su carisma y sencillez. Y una voz única. Creo que el momento por el cual me puedo dar por satisfecho es cuando se acercó a la parte donde estaba yo y tomó de mi mano una pequeña carta que le escribí, a la par que me regalaba una bella sonrisa. Este ha sido el cumpleaños más padre que he tenido!!! =P
Como dijo Pumba "Señora, me postre a sus pies!!"