miércoles, 6 de enero de 2010

Orquídeas para Carmen

Este fin de año estuve en Tabasco, con mi familia. Es bueno volver a verlos y constatar que han habido cambios en ellos. Sin embargo, es importante saber que todos ellos tienen salud y se encuentran felices. Y también me dio gusto ver que mi mamá ha cuidado de las plantas que tenía yo en casa y que se ha llevado a la nueva casa en que vive. Como esta:

Es una orquídea de la especie Prostechea radiata. Linda, no?? Además, sus flores son muy fragantes. Tienen un aroma dulzón, como de miel. Y el hecho de que haya florecido me indica que la planta ha encontrado condiciones idóneas en el patio de la casa. Lo cual es, a su vez, un indicador de su buen estado de salud. Y, sobre todo, esta planta es muy especial para mí, por las circunstancias en que la encontré y lo que sucedió mientras trataba de aclimatarla.

Diciembre de 2003. Estaba a punto de egresar de la universidad. Como saben (o tal vez no, o tal vez sí y les vale gorro) una de mis aficiones son las orquídeas. Cada vez que teníamos salida de campo a la sierra era oportunidad para volver a casa con ejemplares nuevos que iba encontrando en los troncos caídos. Pero en esta ocasión, hallé esta planta sobre un árbol viejo en un terreno baldío cercano a la casa. En cuanto la vi, me pareció increíble. Toda una rama como de 2.5 m de largo estaba completamente cubierta por esta planta. Pensé que, al estar en un terreno baldío, a nadie le importaría si tomaba unos ejemplares. El único problema es que la rama estaba como a 6 m del suelo. Intenté trepar al árbol, pero aun así, la rama quedaba fuera de mi alcance. Además que éste, de tan viejo y podrido, se rompió en un punto y vine a toparme con un tlacuache muy enojado que había hecho su madriguera en el tronco del árbol. Me bajé de inmediato y, ni modo, no obtuve la planta.
Pasaron algunas semanas. Mi abuela Carmen había estado delicada de salud. Un problema de descalcificación de la rodilla se le había complicado y tenía osteoartritis. Lo cual le dificultaba mucho el caminar. Últimamente pasaba la mayor parte del tiempo en cama. Cosa que la deprimía mucho. No es que lo dijera, pero se le veía en el semblante. Ella siempre había sido una persona muy activa, y el estar en cama le provocaba una sensación de inutilidad. Además, la cantidad de pastillas que debía tomar le había provocado una úlcera gástrica. Como muchos, sin embargo, esperábamos que su estado de salud fuese mejorando.

Una de esas tardes estaba caminando cerca del terreno baldío y encontré que habían derribado ese viejo arbol. Me acerqué esperando encontrar la dichosa rama y sí, en efecto, ahí estaba sobre el suelo. Me emocioné...ejem ejem, tantito nadamás, ja. Pero como era una rama pesada y algo aparatosa, fui casi que corriendo hasta la casa por una carretilla (como si alguien estuviera interesado en robarme una rama vieja cargada de plantas, ja!!). Llegué a la casa y mi abuela estaba en cama. Le conté sobre lo que había visto. Me sonrió y me dijo "tráela, me gustaría verla". Llevé la carretilla, que por cierto estaba bastante oxidada y chirriaba con cada vuelta de rueda. Muchas de las plantitas ya estaban podridas y otras tantas maltratadas por la caída, pero me di a la tarea de seleccionar las que estuvieran en mejores condiciones y plantarlas en macetas por separado. Le mostré varias a mi abuela y dijo "Qué bonitas!!". Ella siempre fue muy afecta a tener el patio de la casa lleno de plantas de todo tipo. Sus favoritas eran las begonias, de hecho. Las coloqué en una parte sombreada del patio en espera que se aclimataran...

31 de diciembre. Cuando la mayor parte de los vecinos estaban celebrando, había preocupación en casa. El estado de salud de la abuela no era nada bueno. Había perdido mucho peso. Decaimiento total. Comía poco porque le daban náuseas. Lo alarmante fue cuando empezó a evacuar sangre. Mi hermano mayor habló a mi primo, que es paramédico. Trajeron la ambulancia y la llevaron de inmediato a la clínica. Expectación, angustia, nervios, oraciones, esperanza. Creo que esa noche sentimos todo eso y más.

Fueron necesarias algunas transfusiones de sangre. De la clínica en Cárdenas fue necesario trasladarla a Villahermosa. Mi hermana Griselda, que estaba de vacaciones en Monterrey con el novio, se regresó de inmediato. Mi abuela siempre tuvo especial afecto con ella. Alcanzó a verla con vida, de hecho. Hasta podría decir que, al verla, mi abuela se recuperó momentáneamente. Su estado continuó delicado, pero estable. En la clínica en Villahermosa se quedaron mi hermana y mis tías. Mamá y mi hermana Mayra habían vuelto a Cárdenas, después de haber estado todo un día en la clínica. Recuerdo que esa noche me había dado una migraña muy intensa, y que me disponía a dormir cuando sonó el teléfono. Contestó mi hermana. Malas noticias. La abuela simplemente se había dejado ir y ya no estaría más con nosotros. Al menos no físicamente. Eran las 10 de la noche del 1 de enero de 2004.

Han pasado ya 6 años. Como es natural, la echamos de menos. Por otra parte, también comprendemos que todo es parte de un ciclo y ella ya había cumplido con el suyo. Y lo hizo magníficamente. Su muerte fue algo inesperado. Quisiera decir que no estábamos preparados para ello, pero ¿quién realmente lo está? Con el tiempo, lo que queda es procurar que el recuerdo de la persona no se desvanezca, porque hasta entonces la persona no habrá fallecido del todo. La tristeza y el llanto son inherentes. Pero recuerdo también la cita bíblica que leí en su funeral. Isaías 35:10 "Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría. Y gozo perpetuo será sobre sus cabezas. Y retendrán el gozo y la alegría. Y huirán para siempre la tristeza y el gemido". Literal o no, me parece una promesa maravillosa...

Pocos días después de su funeral, asistí con mi mamá a mi ceremonia de graduación. Y unas semanas después, las orquídeas en el patio empezaron a florecer. Al acercarme a admirarlas y sentir su aroma, vinieron a mi mente las palabras de mi abuela "Qué bonitas!!". No pude menos que sonreir. Y agradecer.

¡Hasta pronto, abuela Carmen!

6 comentarios:

Botica Pop dijo...

qué hermoso post. y no digo más porque las palabras sobran. es muy hermoso.

Unknown dijo...

Orquídea hermosa, renovadora, aunque triste. El recuerdo de quienes nos hacen fuertes ahora resulta halagador, es un perfume que nos acompaña siempre. Saludos emocionados

Champy dijo...

Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés.

Que nunca se te olvide.

2046

Champy dijo...

A mi tambien me gustan las orquídeas, tanto como a tu abuela.... y si son azules más.

Es mas, me gustan tanto como las abuelas.

Se debería prohibir no solo el sufrimiento, también la muerte de las abuelitas.

2046

Noé dijo...

Botica:
Gracias por visitar y comentar.

Fritzio:
Qué más puedo decir?? El recordar a las personas que se nos han ido es un motivo muy grande de agradecimiento. Por la oportunidad que tuvimos de coexistir en este tiempo y lugar, y por las cosas buenas que esa persona nos ha dejado.

Champs:
Tendré siempre presente esa máxima =) Una orquídea azul...son raras y por ello muy apreciadas. Hey, eso aplica también para las abuelas. Y con "raro" quiero decir "excepcional" que conste. Ojalá que sí existiese una ley anti-sufrimiento y anti-muerte. Sólo nos queda, por el momento, vivir lo mejor que queramos en tanto nos toca nuestro turno. Saludos!!!

Luis dijo...

:)