jueves, 25 de febrero de 2010

El río del mono sagrado

De aquel hondo tumulto de rocas primitivas,
abriéndose paso entre sombras incendiadas,
arrancándose harapos de los gritos de nadie,
huyendo de los altos desórdenes de abajo,
con el cuchillo de la luz entre los dientes,
y así sonriente y límpida,
brotó el agua. *
Cada región en particular tiene algún detalle geográfico que las caracteriza. Principalmente ríos. Sinónimos de vida, de vías de comunicación, de naturaleza indómita. El Amazonas para Brasil, el Mississippi para la Louisiana, el Nilo para Egipto, el Magdalena para Colombia.... Cada uno de ellos ha sido pieza importante en el acontecer histórico y el desarrollo económico de estas regiones.
Nacido entre los cerros de El Quiché, en Guatemala, producto de la unión de los ríos Chixoy y La Pasión, el Usumacinta se constituye como el más caudaloso de nuestro país. Posteriormente se le une el río Lacantún, y a su paso, riega una enorme cuenca que acapara un tercio de los recursos hídricos del país. A su paso, la naturaleza fue pródiga y se manifiesta en una enorme biodiversidad, contenida en los pocos espacios naturales que quedan en la región.
Pudrió el tiempo los años que en las selvas pululan.
Yo era un gran árbol tropical.
En mi cabeza tuve pájaros,
sobre mis piernas un jaguar.*


Testigo del florecimiento y ocaso de la civilización maya, que dejó huellas de su presencia en los murales de Bonampak, las construcciones de Yaxchilán, la sobriedad de Pomoná o los montículos de El Cuyo, Jonuta.

A lo largo de un trayecto de 200 km constituye la frontera sur de nuestro país. Ese término que para muchos significa reto, un obstáculo que salvar en el trajinar con rumbo al sueño americano.

Se me vuelven tiendas de campo los pulmones,
cuando pienso en este río tropical,
y así en mi sangre se pudre la vida
de tanto ser energía
en soledad antigua o en presente caudal.*

Importante vía fluvial y fuente de abastecimiento de líquido para las actividades agropecuarias que se desarrollan en la región. Su cuenca es asimismo el hogar de diversos grupos étnicos, cuya identidad cultural lucha por permanecer vigente, pese a su lenta disolución en el enorme mundo del mestizaje que los circunda.
El cañón de Boca del Cerro marca el punto de inicio del recorrido de este río dentro de territorio tabasqueño. Al entrar por este lugar a la llanura costera, su caudal impetuoso se expande aun más. Ensanchándose su cauce hasta tener casi 1 km de amplitud en algunas partes.

Muchas poblaciones tabasqueñas surgieron y se desarrollaron a la orilla de este río: Tenosique, Balancán, Emiliano Zapata, Jonuta....Tal vez los más viejos recuerden los tiempos en que los buques de vapor navegaban estas aguas, y los troncos de caoba y cedro bajaban por el caudal del mismo, provenientes de los aserraderos en Tenosique y la Lacandonia con rumbo al puerto de Frontera.

Los hombres de un tiempo del río
la frente se hacían en talud;
y el resplandor terrestre de sus avíos
les dio una honda gracia de juventud.
Sonreían con las manos
como alguien que ha podido tocar la luz.
¡Ay, las hermosas palabras,
que sí se irán,
que no se irán!
Lo que acontece ya en mi memoria
cunde en mis labios,
con Uaxaktún,
con Yaxchilán.*




Antes de su desembocadura, el río tiene un punto de confluencia con el Grijalva y el San Pedro, y forman el sitio conocido como Tres Brazos, dentro de la Reserva de la Biósfera Pantanos de Centla.

Dada la magnitud de su caudal, han sido varios los proyectos de construccíón de presas hidroeléctricas que, además, regulen el flujo del agua a la planicie tabasqueña y prevengan inundaciones. Sin embargo, el costo ambiental de dichas obras ha propiciado que dichos proyectos se hayan pospuesto indefinidamente. La amenaza persiste, y con la construcción de una represa se perderían extensiones enteras de selva, junto con su riqueza biológica y arqueológica.
¿O qué opinan ustedes?
*Fragmentos del poema "El canto del Usumacinta" de Carlos Pellicer

2 comentarios:

@eduardorobles dijo...

Exquisitas fotos; esa última es tan relajante.

Gus dijo...

Me gustó mucho, me encanta cuando describes lugares, ríos, montañas.

Siempre he dicho que es muy fácil ser poeta como Pellicer, viviendo entre tanta belleza natural.