miércoles, 7 de octubre de 2009

El escarlata con el blanco.

Ya era de tarde. Ixlabanqué estaba preocupado. Desde la mañana había enviado al pequeño Sáasil al monte a buscar a los pájaros kuuk´um-chak, aquellos de plumas color escarlata, que le servirían para completar el tocado que llevaría Ek-Balaam, gran señor de la comarca que en los próximos días celebraría su boda con la princesa Nicté-Ha, hija del rey K´inich-Ajaw, sabio gobernante, respetado y temido tanto por su sapiencia como por su valentía en el campo de batalla. El tocado estaba casi completo. Con largas plumas de quetzal traídas desde montañas distantes a encargo de los mercaderes de la región, una delicada filigrana de oro que bordeaba la estructura que se ajustaba a la cabeza y que se intercalaba con pequeñas piezas de jade y turquesa, además de plumas amarillas, verdes y azules de múltiples aves que poblaban los montes cercanos. Pero faltaban las de color escarlata, las que son símbolo de prosperidad y larga vida. Ya el pequeño Sáasil le había acompañado en múltiples ocasiones en esas correrías a la selva, en búsqueda de las aves. Ya el niño se había aleccionado sobre el arte de derribarlas con una cerbatana que disparaba pequeños dardos con punta redondeada, para aturdirlas y capturarlas sin darles muerte, o de elaborar ingeniosas trampas que debían revisar frecuentemente, llevando los pájaros capturados a jaulas que su padre tenía en el patio de la casa y en las que se les prodigaban sumos cuidados para que repusieran su plumaje y así tuviesen un abasto constante de materia prima.



En las últimas semanas, sin embargo, muchos pajarillos amanecían muertos. El colorido de su plumaje se apagaba, y junto a las jaulas se veían pequeñas huellas, como de niño. “Nostalgia de la selva” pensaba el chico, “el Señor del Monte no está contento, los aluxes tampoco, hemos de ser propicios para con ellos” pensaba Ixlabanqué. Había olvidado que, antes de cualquier cacería o captura de animales, era necesario hacer el ritual con el que se solicitaba permiso al Señor del Monte para que éste fuera benévolo y no aconteciese un infortunio a los cazadores. Nadie había visto jamás al Señor del Monte, sin embargo, se le temía y reverenciaba. Nadie se acercaba a la laguna Yumka´ax, en lo profundo de la selva, puesto que allí era su morada. Quien osaba acercarse, simplemente desaparecía.
Ixlabanqué no podía concentrarse. Le preocupaba la suerte de su hijo. Dejó a un lado el trabajo que estaba realizando. Cogió morral y machete y partió presuroso por la vereda que conducía a las milpas de la aldea y después al monte alto. Un solo pensamiento le ocupaba “Que no se haya acercado a la laguna, siempre se lo he advertido”. Lo repetía constantemente, y la angustia derivada de ello le hizo apresurar el paso. Llamó a su hijo a voz en cuello. Respondieron los monos en lo alto de los árboles. Llamó de nuevo. Respondió el lúgubre canto de las palomas. Volvió a llamar, la voz quebrada, los ojos llorosos…Silencio absoluto y sobrecogedor.


Continuó su búsqueda. Sintió que le seguían los pasos. Chiflidos de todas direcciones, risillas ahogadas, movimiento de la vegetación, guijarros que le eran lanzados por manos invisibles en lo alto de los árboles. Se sobrepuso al temor y llamó de nuevo a su hijo. Sólo escuchó su propio eco. Llamó de nuevo. Esta vez reconoció la voz de su pequeño. Venía en dirección del norte…donde estaba la laguna. Ixlabanqué esta vez corrió a toda prisa, no importándole herirse con los bejucos que se interponían a su paso. Escuchó risas. Risas de niños. Risas de su propio hijo. Como si estuviera jugando. Pero ¿con quién?. Haciendo un esfuerzo adicional, llegó a la roca que señalaba el límite que los humanos no debían cruzar. Unos metros más adelante, la laguna. Miró ansiosamente en todas direcciones en busca del niño. Nada, nadie. Fijó su vista en la playa arenosa. El corazón le dio un vuelco. Ahí estaban los huaraches de su hijo, acomodados prolijamente junto a su morralito, su cerbatana y una guirnalda de flores. Vio sus huellas en dirección al agua. Junto a éstas, muchas otras huellas, de pies pequeñitos. Y sobre la superficie plácida de la laguna, las plumas color escarlata, contrastando con el blanco de los nenúfares….

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre he estado orgulloso de ti... Te amo, brother!!!

Noé dijo...

Me has hecho el día, hermano!!! Cuídate mucho y abrazos a toda la familia!!! Y bienvenido a mi espacio, cuando y cuanto quieras =)

Anónimo dijo...

hola flakito aki dejando mi raya, dijeran algunos jajaj cuida corazon y sabes aki estamos los amigos!!!! ",) josefa

Unknown dijo...

me gusto!!! mucho!!! abrazotes!!!

Noé dijo...

Josefa de mi corazonzote:
Gracias mil!!! Felicidades por tu cumple y porque te está yendo bien en lo sentimental. Abrazo jarocho!!!

Toño:
Como decía el finado Pedro Vargas: muyagradecido,muyagradecido. Qué tal Ticolandia??

casacelis dijo...

Super bien Noé,

Tu lo escribista ?

Me gustó mucho y es que casi lo pude ver todo.

Te dejo un muy fuerte abrazo.

Salu2!

Gus dijo...

Qué terror! Entre las imágenes y la narración, me sentí transportado al lugar. Y luego no les creen a los niños que platican con duendes.

Todos los selváticos besos.

Noé dijo...

Casacelis:
Gracias sinceramente. Sí, yo lo escribí. Traía la idea desde hace varias semanas, pero no había podido terminar de desarrollarla hasta ese día, me senté frente al teclado...y simplemente fluyó, jeje. Igual y no me darán el Nóbel, claro está, (bueno, al menos el Papiroflexia de Oro), pero bueno, es algo que quise compartir con ustedes. Y me alegra que te haya gustado. Abrazos por correspondencia :P

GUS:
Sí, verdad?? En el sur son algo comunes las anécdotas con estas criaturas. A una prima, de hecho, la molestaban en la noche cuando era niña. Y la familia de mi papá podría contar muchas historias al respecto, ya que son gente de campo y en los cacaotales y potreros a veces pasan o se ven cosas inusitadas....Besos norteados (es que ya llegó el primer frente frío de la temporada).

Champy dijo...

A mi me gustan mucho todos nuestros pajaritos...yo soy de aves...

Aunado a nuestras tradiciones, usos, costumbres y leyendas, resultan estas historias.

Yo quiero ir a estos lugares y platicar con tus padres y con todo aquel que me diga donde y como atrapar a mi duende...

...vivirá en anónimo deseo.

2046

Noé dijo...

Champs:
Parafraseando a Bosé?? Igual y ya lo tienes y no te has dado cuenta :P